Apareció como confusión, terrible ironía que la misma apariencia de confusión fuera una confusión en sí misma. La percibió clara después, se trataba de tristeza que evolucionó a enojo y luego a satisfacción disfrazada de indiferencia. La confusión surgió por esa mala constumbre de seguir teniendo ilusiones, no, ilusiones no, deseos disfrazados de ilusiones.
Recurrente, predecible, ya no hay nada que lamentar, o eso quisiera. No puede evitar sentir esa pequeña herida interna, el deseo que se fragmenta poco a poco esperando el glorioso momento de la destrucción total, la final desaparición.
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2 comentarios:
deseos disfrazados de ilusiones.... yo tengo de esos, esporádicamente.
Un abrazo Ceiba ;)
Gracias por estar al pendiente del blog Dulce!
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