Slippin biuti

15 enero 2012

Porque el Ocotón me dijo que no lo había leído:

Sleeping beauty es la ópera prima de Julia Leigh, exitosa escritora australiana vuelta directora –y guionista-.
A pesar de que el nombre hace una referencia clara al cuento de hadas, la película no es una adaptación de éste, sino un atravesaje simbólico de la época del cuento a nuestros días.
El filme trata sobre Lucy (Emily Browning), una estudiante que se sumerge en el mundo del erotismo, el deseo y la prostitución. La historia se centra en su día a día, aunque lo más importante son sus noches, en las que funge como una bella durmiente: una vez drogada, es puesta desnuda en una cama para el servicio de los “clientes”, hombres ricos de edad avanzada a los que se les deja con ella toda la noche para hacer con ella como les plazca, cuya única regla es: “no debe ser penetrada.”.
Como resultado, tenemos una película basada en la desconexión sexual, que proyecta a la mujer como objeto de deseo -Deseo- fallido que no se puede poseer.
La escena más interesante es una toma abierta de Lucy ya drogada en cama; en tal momento, entra la madame y el cliente –primer cliente de Lucy- que se dedica a narrar un cuento de Ingeborg Bachmann -“The thirtieth year”-, lo que nos da una especie de premonición para un final impenetrable.
Estéticamente, Bella se forma con encuadres a la Kubrick, tomas largas, colores neutrales y diálogos sobrios, sin gran carga sonora o visual. Se enfatiza sobre todo en los sonidos ambientales y en el contraste de un elemento sobre los demás, como la piel humana con la madera.
El filme recibió gran atención del público y de la crítica por haber sido seleccionada para competir en el Festival de Cannes. Sin embargo, hay una gran partición en ambos bandos. Algunos la consideran elegante, erótica; mientras que otros la consideran áspera, reflejo del patetismo y mal lograda.
En lo personal, me parece que para tener suma paciencia en la construcción de sus personajes, el final es de lo más apresurado y no tiene mucho soporte para el espectador. A diferencia de La pianista, por ejemplo, que deja un final abierto y desconcertante, pero que al pasar este efecto inicial, vemos que tiene un anclaje claro.
Lo más desconcertante es que la película se corte en uno de los pocos momentos de acción de Lucy, siempre pasiva.

Aquí les dejo el trailer:

2 comentarios:

César Othón dijo...

¡Wow! ¿La tienes? ¿Me la prestas?

Gio dijo...

No, la vi en Cuevana :P Está ampliamente disponible en interne'

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