Fetichista

22 septiembre 2011

¿Cómo cambiar las hojas de papel por una fría pantalla? ¿Cómo olvidar el suave color amarillo de las páginas añejadas? ¿Cómo preferir el plástico que la tinta? No entiendo cómo alguien puede vivir sin un libro. Sin las arrugas que se formaron en la página ochenta, por las lágrimas que derramé al leer mi novela favorita, y que ahora yacen ahí como cicatrices de un recuerdo. Sin el aroma que se desprende de ese libro que me heredó el abuelo, al abrirlo después de mucho tiempo. Sin las imágenes ininterrumpidas de mi imaginación, y que sólo viven en mi cabeza sin que nadie deba decirme cómo son. Son mías, sólo mías. Sin las marcas en la esquina que puse cuando olvidé el separador. Sin los subrayados de mi lápiz. Sin los recuerdos de la primera lectura, al volver a abrir el libro por cuarta vez. Sin las preguntas que me hice a mí misma, anotadas junto al texto... ¿Cómo? Llámenme fetichista, pero es que ¿existe un mejor romance?

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