El aquelarre de las caricias.

10 septiembre 2011

Tengo frío.. ya sé que repito esa frase estos últimos días. Hoy, literalmente. Tengo un frío de aquellos que narran en las novelas, se mete por dentro y come, cual zombi, mis entrañas. Lo más probable es que me enfermaré.

Ayer soñé con pinguinos, hielo, naufragios y el cielo siempre azul. Recuerdo vagamente (as in no tengo la menor idea si lo dijeron o no) que en la película de Inchepchon los personajes comentan que en el sueño todo parece tener sentido, pero en el instante que despiertas te percatas de algunos detalles que no encajan al repasarlos. ¿Para qué quiero sueños "reales"? Los prefiero verosímiles.

Creo firmemente, dado mi sueño de ayer, que aquellos "detalles" hacen quedar a cualquier efecto especial de película joligudense muy mal parada. Claro, si logramos recordarlos.

El punto del sueño era este. Al final de mi calle yacía el hielo. Cuando era pequeña viví en donde nevaba y el paisaje se saturaba de azules y blancos. Bueno en la oniria este paisaje se repetía exageradamente. Para llegar a un "sitio" debía cruzar el hielo deshecho bajo el agua aún no congelada. En aquél lugar había un tragaluz a lo alto, a través de él se veían a unos pigüinos (con diéresis y todo) sobre una capa de hielo. Estaba debajo, or so it seems.


Hoy encontramos al LI en Donceles.

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