(aclaración)

15 septiembre 2011

Los hombres piensan que soy jacarandá porque ando muerta de amor. Se equivocan, están malogrados. Yo amo porque son amables, porque es imposible no enamorarse al menos (cientoveinti) cuatro veces al día (al menos). Yo amo por rumbo al cielo, por donde se encuentran los nidos de los pájaros, amo cuando son voces de durazno, cuando son ojos de madera, cuando son barbas de huracán. Amo cuando descubro a los hombres, cuando me doy cuenta de su fortuna y su miseria, cuando me parecen perfectos y deseo desgranar su voz. Amo pues, como puede amar un árbol a la mitad del camino, llorando flores y suspirando cuando sopla el cielo. No me malentiendan, amo como la madre tierra. Así, sin deseos perpetuos ni complicaciones.

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